Te cubriré con alas...

Te cubriré con alas, es una novela perteneciente al género de lo maravilloso. La historia comienza con un tipo que posee trastornos de personalidad, el cual vive en un mundo de aproximadamente diez años pero dentro de un cuerpo de 40. Este joven o más bien dicho niño, vive solo con su madre y al comienzo de la novela, ella le informa a Tristán, el muchacho, que su padre se ha ido y no volverá jamás. El niño comprende perfectamente y no le da mayor importancia al tema.
Como el chico posee casi 40 años, no es recibido en ninguna escuela normal y su madre, no posee recursos para contratar un profesor privado que le permita el desarrollo de su mente. La entretención de Tristán, es bajar al parque y esperar a que llegue la muchedumbre de jóvenes recién salidos de clase, para así poder observar cómo se entretienen. En el parque nadie se acerca a jugar con él, ya que todos saben que es un adulto con trastornos de personalidad. Pablo es el único chico que se atreve a acercarse a Tristán con el fin hacerle bromas pesadas o pedirle dinero prestado que por cierto, nunca le es devuelto.
Una tarde como cualquiera, Tristán se encuentra recostado sobre su cama y repentinamente en una de las esquinas de esta, aparece un duende que solo es visto por el muchacho. De inmediato el comprende que tiene algo que ver con aquel pequeño personaje de cuentos y luego de cruzar unas pocas palabras, decide acompañarle.
El duende llamado Enol, había viajado desde el lejano mundo de Tarasita, ya que se le ha encomendado una importante misión. La misión consiste en la búsqueda de un ángel, el cual es la única solución para salvar a la princesa Ercina de aquella enfermedad que la tiene en peligro de muerte. La importancia de esta joven, es que ella es la luz que da alegría al país de Tarasita y sin ella, el pueblo no tiene otra razón de vivir. Frente a esto, Tristán recuerda las palabras de su madre, quien siempre le ha dicho que cuando necesites ayuda y protección en un lugar desolado, es cosa de concentrarte hasta escuchar tu interior y rogar con todas tus fuerzas el amparo de tu ángel guardián. Tristán comenta esto ha Enol y de inmediato deciden ser compañeros en esa aventura ya que mediante los sueños del pequeño Tristán y la magia de Enol, será posible encontrar al ángel que rescate de los brazos de la muerte a su princesa querida.
Tras un largo viaje, aquel simpático dúo, llega a la entrada del llamado bosque “La Leyenda” en donde son recibidos por un gran árbol llamado Yermo. Aquel personaje los engaña, contándoles que en aquél lugar habitan hadas de todo tipo, las cuales se preparan para alcanzar la perfección y de esta manera poder viajar posteriormente, a lugares que necesiten de su ayuda para ser cuidados por ellas. Además se muestra noble y gentil frente a los aventureros, engañándolos y arrojando a Tristán a un lago que estaba próximo a ellos y a Enol sujetándolo con sus enormes raíces para luego llevarlo a su inmundo refugio. Un oscuro y maloliente pantano en medio del bosque La Leyenda. En esta oportunidad, Tristán no alcanza a ahogarse y es rescatado por el hada del agua quien lo alberga en un árbol hueco luego de darle algunos consejos y prometerle ayuda para la mañana siguiente. Tristán de tanto cansancio al poco rato de recostarse en aquel refugio, se introdujo en los sueños más profundos que jamás había tenido. Al día siguiente, un rayo de luz le destello la vista e hizo que este despertara, levantándose y vistiéndose rápidamente. Una vez fuera de aquel árbol hueco, se encontró solo y luego de unas pequeñas suplicas a su ángel guardián, comenzó la búsqueda de su amigo, guiado por su intuición. De pronto se detuvo y pudo percibir repugnante olor el cual pertenecía a Yermo, el árbol mentiroso y de esta manera, dio con su refugio, enseguida concluyo que de encontrarse ahí, debía llegar en cualquier momento, por lo tanto decidió esperar al encuentro para salvar a su amigo, mientras planeaba alguna estrategia para no ser descubierto por aquel conjunto de ramas. Tristán sin darse cuenta fue lentamente envuelto por las ramas de Yermo quien lo había sorprendido por la espalda. Repentinamente aparece tras Yermo una resplandeciente silueta llamada Haradiel, quien le ordena al árbol que deje en paz al niño y este al negársele, desaparece tras la magia de una palmada de aquel ángel. Tristán confuso y asustado pregunta a aquella figura que quien era y este contesta con su nombre, además, le explica al muchacho que él era el mismo Naya que había inventado en sus sueños como un hada, pero que en realidad siempre fue un ángel, su ángel guardián.
Luego de esto, Enol fue rescatado y junto a ambos, llegaron Barcia, hada de la tierra, quien esparció todas las hojas secas que quedaron con las desaparición de Yermo, en aquella zona pantanosa y llenó de semillas que al ritmo de su andar, fueron brotando, llenando aquel lugar de fragantes aromas, belleza y vida. Luego llegó Delva, hada del agua, quien regó sin exceso aquel nuevo jardín e inmediatamente aparecería Tarana y Belenna, quienes eran las hadas de la alegría y el fuego y no fueron capaces de resistir la emoción de encontrarse frente a una ángel. A esto se sumó Enol, quien inundado de emoción, por la presencia del ángel, comprendió que su misión había terminado y que aquella hermosa mujer que agonizaba en el castillo de Tarasita seria salvada de los brazos de la muerte. Pero de pronto se preguntó en qué momento partirían, o más bien dicho, en qué momento Haradiel partiría para ayudarle.
Enol al preguntar a Haradiel por el momento de la partida, consigue como respuesta un no. Su sonrisa y su felicidad, de un momento a otro, quedaron sepultadas bajo tierra. Enol no comprendía, como Haradiel podía decirle que no le acompañaría siendo que los ángeles están hechos a base de amor y no hacen otra cosa más que ayudar a las personas o seres que lo necesitan. Entonces Haradiel serenamente le explicó que para que él y Tristán pudieran entrar al mundo de la Leyenda, ambos corazones se juntaron, creando tal fuerza, que para que el bosque del mundo de La Leyenda no sufriera ningún tipo de daño, el equilibrio creó una fuerza igualmente poderosa pero negativa y fue de la cual se apodero Yermo, el árbol mentiroso, pues el pudo captar la energía y la utilizó para no morir tan luego, pues ya tenía más de cien años. Entonces Enol al comprender esta situación, pregunto por la vida de la princesa y que debía hacer para salvarla o de lo contrario su enfermedad acabaría con ella. Haradiel nuevamente se dirigió a él pero esta vez para explicarle que la princesa que lloraba incesantemente, nunca estuvo enferma. Aquel llanto desconsolado era la pena por pensar que el amor que ella sentía por Enol no era correspondido. Pero Enol nunca sospecho de aquel sentimiento mientras fue guardia real del castillo, por ello, cuando descubrió que también estaba enamorado de ella, decidió alejarse de aquella bella dama, ya que él por ser un duende jamás podría ser aceptado y amado por una mujer tan pura.
Enol, al comprender que la enfermedad de su amada nunca existió, emprendió de inmediato el viaje a Tarasita, de modo que en aquel lugar solo quedo Tristán, Haradiel y las cuatro hadas fascinadas por la belleza del ángel.
En modo de agradecimiento a Tristán por haberlas salvado, antes de ser devuelto por Haradiel a su mundo, realizaron el espectáculo más hermoso que jamás hubiese presenciado el muchacho. Una vez finalizada la llamada fiesta verde, Tristán se despidió de las hadas con una gran pena pues todo llegaba a su fin, entonces Belenna lo mira y le dice: “nos volveremos a ver en cualquier otro bosque”. Esta frase alienta al chico y de pronto lo invade unos escalofríos. Haradiel percibe la sensación de Tristán y se le acerca diciéndole: “Te cubriré con alas… Ahora obsérvalas pro ultima vez, es hora de volver a casa” el muchacho las contempla por unos pocos segundos, se acerca al ángel, cierra sus ojos y lo abraza. El viaje había terminado, Tristán estaba de vuelta en casa, recostado en su habitación y era hora de levantarse. Enérgico se levanta y baja al parque, como solía hacerlo a diario. Aún no se llenaba de chicos. De pronto divisa en el parque un dulce joven dibujante, la cual tenía como talento, dar vida a todo dibujo plasmado en su papel. Era Sara. Ella le vio llegar y acerco se a hablar con él. Le pregunto a que se debía tal emoción y Tristán le narró su aventura. Ella sorprendida, le pidió que describiera a aquellos bellos seres para poder dibujarlos en su cuaderno. Tristán comenzó a explicarle, mientras Sara rápidamente plasmaba lo que oía. Al ver Tristán el resultado, se transportó por algunos segundos a aquel maravilloso mundo que hace algunas horas había dejado atrás, la muchacha curiosa, le preguntó en qué pensaba y si caso había algún otro ser que ella pudiera dibujar o pintar sin conocerle y el sí. Tristán tardo en volver en si y alegremente le dice: “tal vez puedas pintar a mi ángel guardián, pero para conocerlo debes viajar conmigo… Cualquier cosa que nos pase, el estará ahí y, si alguna vez sientes frio o temor, el te cubrirá con alas…”